Larry Fink, CEO de BlackRock, ha cambiado su enfoque en cuanto a las consideraciones de gobernanza ambiental, social y corporativa (ESG, por sus siglas en inglés). A pesar de haber defendido en el pasado que la rentabilidad debe ser el resultado de un propósito definido por consideraciones ESG, Fink sostiene que este término ya no es útil debido a su politización. Este cambio de paradigma no significa que BlackRock se aleje de las prácticas responsables que representa ESG, tales como la reducción de emisiones de carbono y la eliminación de la discriminación.
Este cambio se refleja en la correspondencia de Fink con los inversores de BlackRock. En su carta de 2020 a los clientes, mencionó "ESG" 26 veces, pero en su carta anual de 2023 a los inversores, no mencionó "ESG" en absoluto. En su lugar, hizo varias menciones a "clima", "descarbonización" y "gobernanza", demostrando su compromiso continuo con las prácticas empresariales responsables, aunque evitando el término ESG.
Fink ha enfrentado críticas personales y una fuerte polarización debido a la inversión de BlackRock en ESG. En enero de 2023, describió esta situación como "una narrativa fea", destacando que por primera vez en su carrera, los ataques ahora son personales y están intentando demonizar los problemas relacionados con ESG.
Desde 2018, Fink ha buscado introducir "un propósito social" que tenga en cuenta las prácticas y políticas ESG de las empresas. Sin embargo, BlackRock ha sido acusada de "greenwashing" o lavado verde por activistas medioambientales, ya que es uno de los principales inversores institucionales en combustibles fósiles y no se ha distanciado completamente de los fabricantes de armas.
A finales de 2022, BlackRock se enfrentó a críticas de ambos lados del espectro político por su enfoque en el cambio climático.
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